Hace días que quiero escribir sobre él, pero no es tarea sencilla cuando se trata de alguien con el que se han compartido momentos inolvidables junto a su familia y amigos y al que quieres tanto. Los sentimientos te desbordan, comienzan a asomar atropellados los recuerdos y las palabras piden paso para poder ocupar su espacio. Y es que Raúl es un amigo de esos a los que poco ves pero siempre ocupará un lugar privilegiado en tu corazón.

Llegó a nuestras vidas junto a Silvia, su valiosa y vital compañera y de la mano de su maravilloso hijo Mateo, un niño creativo, soñador y con una luz especial, del que aprendí muchísimo y me siento tremendamente orgullosa. Poco a poco la relación de padres de alumno fue dotándose de confianza y complicidad, llegando a forjar una bonita amistad. Con su hija Candela, una niña dulce, sensible y muy imaginativa, forman una familia comprometida, feliz y divertida.