Érase que se era un par de soñadores que unían sus vidas con mucha ilusión y complicidad. De eso hace ya 20 años. Construyeron unos cimientos fuertes y robustos a prueba de huracanes. Y a lo largo de estos años se han convertido en los mejores compañeros de viaje, compenetrándose tanto, que hacen un tándem cuasi perfecto y un equipo sin igual. De tan maravillosa conexión, recibieron el mayor de los regalos, tres criaturas a cual más mágica.
Daniel
Miguel
Valentina
Ángel
Como capitán del barco, mejor dicho, del autobús, un hombre hecho a sí mismo, creativo y “buena gente”. Con un gran espíritu viajero y muy deportista, es audaz y decidido. En él habita el emprendedor por excelencia. Experto organizador de todo lo que se proponga, es inteligente, innovador e incansable. Cuando cree en una idea va a por ella con toda su energía y arrojo, cual Don Quijote moderno, no le amedrentará gigante alguno al que enfrentarse. Tiene un cerebro privilegiado al que nunca se le agota "la batería"… Yo creo que hasta durmiendo su hiperactividad creadora no cesa. (Gracias, compañero, por prestarme tus alas y creer en mí).
Aurora
La amorosa y alocada matriarca disfruta con la lectura y contando cuentos, la conexión con la naturaleza, la montaña, el mar... aislarse en soledad o reunirse con los amigos por igual; en definitiva contemplar y disfrutar de la vida en sí misma. El gusto por el baile y la aventura han sido transmitidos sin apenas darse cuenta a la prole, siendo mucho mayor el goce al ser compartido. Le encanta viajar y conducir ( cuenta los días para sacar el carnet del BUS). Y le apasiona jugar y aprender, sobre todo de los más pequeños, pues son los mejores maestros y una fuente inagotable de imaginación.
aferrados a la idea de que ser maestro no es un título universitario, sino un privilegio y que por ello debe estar en continua formación y aprendizaje. Que tenemos en nuestras manos vidas, niñ@s con emociones, sentimientos, inquietudes y sueños. Y que somos responsables de que no pierdan la curiosidad por aprender, de que cada uno encuentre y desarrolle las distintas inteligencias con las que vino al nacer, y de forjar en sus corazones los valores que les hagan perseverar en la lucha por un mundo más justo y mejor. Convencidos en el deber por inculcarles el amor y la defensa de nuestro planeta , la empatía y solidaridad, y el aprender a ser felices, como el mayor de los tesoros.